jueves, 13 de diciembre de 2007

Una de marionetas

Iba yo ayer con Ana por el centro y de repente, en plena calle Arenal, nos topamos con dos artistas urbanos de esos con pintas desaliñadas estilo alternativo, que hacían cobrar vida a cuatro curradísimas marionetas de Los Beatles. En efecto ahí estaban John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr en versión títere moviéndose con gracia al ritmo de clásicos como A hard day's night.
Lo cierto es que molaba un montón ver a los cuatro componentes del mítico grupo de Liverpool bailar de forma tan creíble sujetos únicamente por unos cuantos hilos; con solos apoteósicos de sus respectivos instrumentos y juntándose para cantar dos a un solo micro cada cierto tiempo. Esa pareja de artistas propone con su espectáculo de guiñoles algo original y diferente que merece la pena contemplar al menos unos minutos si coincide de ir por allí. La gente hizo un buen corro alrededor y aguantaba más de una canción antes de marcharse. Yo, que pensé que era buena idea compartir la anécdota con todos vosotros, hasta les saqué una foto con el móvil. La misma que os dejo aquí para que os hagáis una idea.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Expocómic 2007

Pequeño post homenaje para Samu por sus horas de esfuerzo y dedicación en el último Salón Internacional del Cómic de Madrid: el Expocómic 2007. Los pasados 29 y 30 de noviembre, y 1 y 2 de diciembre, fueron las fechas elegidas para la celebración del mayor evento friki al que yo jamás haya asistido. Situado en el Pabellón de Convenciones de la Casa de Campo, allí se dieron cita amantes del tebeo, de series manga, de videojuegos... y un largo etcétera. Allí se podían encontrar todos los números de Los 4 fantásticos, muñecos gigantes de Spiderman, camisetas de La guerra de las galaxias y hasta una tienda de chucherías japonesas! Allí paseaba gente disfrazada de sus personajes favoritos (entre ellos un cincuentón vestido como Krilin y una pieza verde del Tetris) y otra danzando como almas en pena con carteles de frases tan ingeniosas y sugerentes como "dame un abrazo", "busco secso" o "me regalo". Ver para creer, creer para sentir. He aquí el frikismo de nuestra sociedad; tan escondido como arraigado.
Lo mejor, el concurso de canciones del mundillo con mención especial al Marilyn Manson de guitarra hinchable que realizó un playback perfecto de la canción "Camino a Moria" sobre el escenario del fondo del recinto, coreado por las masas con cuatro Nazguls alzando emocionados sus espadas. De ellos es la foto que adjunto.
Y por supuesto el colofón fue pasearse por los fanzines y ver lo bien que está funcionando Rantifuso, la revista en la que colabora el fenómeno de Samu y que recomiendo a todos encarecidamente (tenéis el enlace a su blog en esta página). Gracias por el trato en esos minutos del domingo y perdona la brevedad del texto, crack. No pretende desmerecer vuestro logro de esos días de feria.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Cuentos en una frase

Hace algún tiempo (no recuerdo dónde, ni cuándo, ni cómo) oí hablar acerca de una idea que me pareció deslumbrante por su originalidad y fabulosa por el poder que entrañaba. Se trata de la creación de relatos fantásticos escritos en tan solo una frase. Aunque admito que en un primer momento la propuesta puede desconcertar e incluso resultar ridícula, en su día me bastó un breve ejemplo de ello para despertar en mí toda una inquietud voraz por hacer lo mismo en este blog. Y he decidido que hoy era el día.
En la web http://www.onesentence.org/ han ideado lo mismo a partir de vivencias personales de la gente que voluntariamente colabora en esa página. Sin embargo yo prefiero ir más allá y en el Manual todos los relatos que encontraréis serán inventados, como si de minúsculas novelas se tratasen. El ejemplo al que me refería anteriormente es el mismo (bueno, más o menos :P) con el que voy a empezar esta colección de posts que he titulado Cuentos en una frase. Para todos los que leáis este blog, pretendo que sea una recopilación de pequeñas historias de no más de tres líneas sobre cualquier cosa que se me ocurra con el fin de picar vuestra curiosidad y estimular como nadie vuestra imaginación. De hecho, si consigo con ello que os paréis a pensar unos instantes sobre cada historia y os sumerjáis de lleno en ellas, me doy por más que satisfecho. Si no, espero que al menos os resulten divertidas.
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El viejo y bohemio Cuentacuentos lleva muerto más de 6000 años, pero desde la ultratumba continúa su inacabada labor de escribir historias sobre la vida, la filosofía y la muerte, a ritmo de pluma de oscuro marrón en manuscritos de papiro antiguo. Su bata granate luce desgastada por la eternidad y el brillo apagado de sus ojos se refleja tenue en una vela de su escritorio que se marchita poco a poco con el paso de los días. Su larga melena, antaño rubia, cae liviana sobre sus frágiles hombros cubiertos de polvo, resaltando los marcados rasgos de su cara de carne putrefacta. Caballero de escritura ágil y caminar torpe, de la vieja escuela, miembro respetable del Panteón de los Eruditos, con pañuelo bordado de seda al cuello y bastón apoyado en el respaldo de su silla; Cuentacuentos lleva siglos luchando contra los derechos de autor y el Copyright le tiene frito, pero persiste en su lucha legendaria por hacerse un hueco entre los grandes de la literatura. Hoy ofrece la primera de sus obras maestras escritas en una frase. Un clásico entre los clásicos titulado "Viaje a la prehistoria":
"Cuando despertó por el zumbido de los mosquitos gigantes, el dinosaurio todavía seguía allí, acechando hambriento entre la maleza"

martes, 27 de noviembre de 2007

El hombre-árbol

Hace justo una semana, el pasado martes 21, me quedaba alucinado con la contraportada del diario ABC, en la que aparecía un reportaje firmado por Federico Marín Bellón sobre un joven pescador indonesio de treinta y tantos años apodado el "hombre-árbol". Mirando la foto que acompañaba al texto no había lugar a dudas del porqué de ese sobrenombre. Dede, que así se llama el protagonista, padece una insólita enfermedad causada por la combinación de un papiloma bastante corriente y una anomalía genética de su organismo para poder combatirlo. Como su sistema inmunológico no es capaz de doblegar al virus, éste último genera en su piel una desproporcionada cantidad de verrugas que crecen a razón de cinco milímetros al mes y que confieren a Dede extremidades con aspecto similar a la corteza del tronco de un árbol.
El caso de este indonesio despertó el interés del dermatólogo estadounidense Anthony Gaspari [en la foto], quien tras descubrir a Dede por casualidad en un documental del Discovery Channel, decidió viajar hasta su aldea natal para tratar su dolencia e intentar ayudarle. Sumido en la más absoluta pobreza, abandonado por su mujer y al cuidado de dos hijos, Dede tiene dificultades para ganarse la vida mientras sus vecinos se burlan de su aspecto cada día y el crecimiento de sus raíces va poco a poco impidiéndole caminar correctamente. La única forma de poder subsistir consiste en exhibirse a los turistas en cuanto tiene ocasión, por unas míseras monedas, antes de que sea demasiado tarde y esté tan cansado que prefiera plantarse en algún solitario rincón de la selva para siempre y convertirse así definitivamente en árbol. Gaspari cree tener la solución. Solo necesitan ayuda de las empresas farmacéuticas y confiar en que el tratamiento dé sus frutos en unos meses. Quizás tras ese tiempo, Dede pueda volver a pescar.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Periodismo en Periodismo

Ayer en mi clase de Derecho de la Información se inició un debate que acabó resultando mucho más interesante de lo que al principio parecía prometer. A decir verdad, aparentaba ser bastante nimio y terminó relevándose como algo atrayente y con una conclusión de fondo cuando menos inquietante. Esa conclusión, que la extraigo yo con razones creo que bastante fundadas, no es otra que la sensación de que en la carrera de Periodismo hay poca gente a la que de verdad le guste el periodismo, que lo amen, que crean en él. Pocas personas (no me atrevo a decir estudiantes) que consideren a nuestra profesión como el compendio de valores que la caracterizan de verdad y que la convierten en uno de los trabajos más bonitos y loables que desde mi punto de vista existen.
Para mi sorpresa había numerosos compañeros que consideraban programas como Aquí hay tomate, de Telecinco, como un ejemplo más de periodismo, justificándose en su seguimiento masivo como parte más de una perversión que vive nuestro futuro ejercicio profesional y que todo lo inunda. Esa perversión consiste en que para estas personas, el periodismo está muy mal considerado por culpa de quienes lo ejercen hoy en día y asolado por una especie de virus de manipulación y falseamiento de la realidad en el que todos caemos.
Mi intervención fue muy concisa: me niego a aceptar que sólo porque determinados medios y "profesionales" constituyan un claro ejemplo de lo que no se debe hacer, haya que meter a todo el mundo en el mismo saco y deducir que el periodismo está contaminado para siempre. Destesto generalizar porque se suele caer en el error. Qué hay de los excelentes profesionales que cada día convierten o han convertido a esta profesión en la que todos los de esa clase elegimos trabajar un buen día? Me negué a aceptar que los Iñaki Gabilondo, Mariano José de Larra, Bob Woodward o Carl Bernstein por citar algunos, aquellos que despertaron mi vocación por el periodismo y que me enseñaron sus verdaderos valores; sean apartados de nuestro modelo a seguir y puedan ser puestos, con todos mis respetos, al mismo nivel que Gran Hermano y los que lo hacen posible.
Más o menos de todo eso se habló en la clase. La última en decir algo fue una chica que había llegado al aula tan solo hora y media antes. Se dirigió a mí varias veces durante su intervención para criticar mi opinión alegando, por así decirlo, que pecaba de idealista y que lo que acababa de mencionar estaba muy bien, pero que en la realidad de la profesión no podía ser así porque los criterios de una línea editorial de una empresa periodística siempre se imponen. Ante este reproche inesperado tras el que la profesora dió por concluído el debate, me quedé con las ganas de preguntarle a esta chica si había oído hablar de la ética profesional, de la deontología que todos deberíamos poner en práctica hasta las últimas consecuencias, hasta la mismísima cláusula de conciencia que nos ampara constitucionalmente en casos como el que ella misma mencionó, con todo el orgullo personal que conlleve, para acabar con los malos hábitos que perjudican al periodismo.
Me mantengo en mi idea de que sin una actitud rebelde frente a este tipo de cosas, jamás podremos mejorar la situación en la que el sector está inmerso y así poder cambiar el mundo. Ciertamente ha sido decepcionante comprobar como en la facultad de Periodismo muchos de los futuros periodistas tiran piedras contra su propio tejado. "Este debate lo veo inútil porque nada va a cambiar", se llegó a decir. Desde cuándo un debate es inútil? Como me dijo un compañero posteriormente: "cada país tiene el periodismo que se merece". No le falta razón. Así nos va.

domingo, 18 de noviembre de 2007

Por qué no te callas?

Curioso personaje político este Hugo Chávez, presidente "electo" de Venezuela, paradigma del célebre dicho "donde dije digo, digo Diego" y la primera persona que veo que en un acto público es capaz de sacarle un mal gesto a nuestro Rey. Durante la última Cumbre Iberoamericana celebrada en Chile, S. M. el rey Don Juan Carlos no pudo aguantar más y ante las constantes interrupciones de Chávez durante el discurso del presidente Zapatero en defensa de Aznar (lo nunca visto), se incorporó sobre su asiento y soltó enfadado y amenazante su ya famoso: "por qué no te callas?"
El Rey posiblemente no estaba atravesando un buen momento personal debido fundamentalmente a dos cosas: la controvertida visita a Ceuta y Melilla que tanto molestó a Marruecos y la inminente por aquel entonces y a la postre confirmada separación matrimonial de su hija, la infanta Elena.
Tampoco Chávez llegaba a esa cumbre en un buen momento, pero por razones muy distintas. Tiene a medio país en la calle en contra de la reforma constitucional de tropecientos artículos de la Carta Magna venezolana que básicamente le otorgan poder casi absoluto y que quiere imponer por referéndum el día 2 de diciembre. Y tenía en mente la idea de dirigir el cotarro sudamericano junto a sus inseparables Fidel y Evo Morales, bajo un socialismo político y económico que chocaba de lleno con las ideas integradoras de la cumbre que entre otros, impulsaba España. Hacer ruído le viene muy bien a Chávez. Meterse con todo el mundo lo hace también muy bien.
Empezó llamando "fascista" a Jose Mª Aznar. Luego no dejó hablar tranquilo a nuestro Pesidente cuando no tenía el turno de palabra, que digo yo que para una vez que Zapatero sale en defensa de Aznar... Posteriormente se metió con la Corona y cuestionó al Rey. A continuación amenazó a las empresas españolas de Venezuela. Finalmente afirmó no haber oído al Rey, ni haberle visto marcharse del acto. Y ahora, tras la última cumbre de la OPEP, acaba de enseñar los dientes nuevamente a EE. UU. con amenazas sobre el precio del petróleo. Curioso personaje este Chávez. Solo lamento que el Rey haya perdido los nervios de esa manera. Porque eso no debe hacerlo nunca un rey y sobre todo porque parece que Chávez nunca se calla.

martes, 6 de noviembre de 2007

Pedanteitor: clase universitaria

Pedanteitor es el pelota definitivo. El engreído integral que solo algunos llevan dentro; aquellos demasiado vanidosos como para rebajar su personalidad superior al resto. Pedanteitor está por todas partes, se camufla entre la gente. Puede aparecer en el café, en el trabajo, incluso en un garito. Frecuentemente se deja caer por las clases de las distintas carreras universitarias... para impresionar a todo profesor o alumno que se le ponga a tiro. Él no habla nuestro idioma; habla el lenguaje de los libros enrevesados de Derecho. Viste con aire de empollón refinado y suele llevar gafas, aunque no siempre ocurre así. En caso de que te encuentres con él, no te pongas nervioso. Pedanteitor huele el miedo. Simplemente espera tu oportunidad para dejarlo mal. No hay cosa que le moleste más que eso...
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"Todo ocurrió aquella mañana de primeros de noviembre en mi clase de Derecho Político. Recuerdo que estaba sentado en las primeras filas, escorado hacia la parte derecha del aula. Desde mi posición tenía una buena visión de la mesa del profesor, con aquella obsoleta y sucia pizarra al fondo, colgada sobre la inmensa pared de yeso pintado de blanco. Era la primera vez que aparecía por la facultad tras el inesperado viaje por el centro de Europa. Al principio me costó enchufarme a la clase. Amparo Andúrez siempre hablaba muy despacio y con poca proyección de voz. Su tono se escuchaba viejo, áspero y débil como la rama reseca de un árbol caído. Sus discursos, aburridos, consistían en el dictado monótono del manual de la asignatura, poco interesante en lo que llevábamos de curso.
Entonces me fijé en Fernando. Estaba sentado en la primera fila, en la parte izquierda, justo enfrente de la figura solemne de la profesora, que continuaba a lo suyo hablando como un disco rallado. Fernando del Castillo. En lo que iba de mañana había oído hablar de él. Tenía fama de chulo y de ser algo pedante al hablar. Tratando de distraerme lo menos posible, aparté esos comentarios de la gente sobre Fernando y me dispuse a atender ya en serio las soporíferas explicaciones de la constitución del Parlamento. Sin embargo, el propio Fernando enseguida se iba a encargar de corroborar todos esos rumores...
-A ver, por favor, un poco de silencio, que un compañero vuestro tiene una pregunta -dijo la profesora al comprobar que Fernando, en un clima de creciente murmullo y risitas contenidas, levantaba su mano izquierda.
-Con el debido respeto, me temo que discrepo en eso últmo -dijo con tono firme y contundente.
-Cómo dices? -respondió sorprendida la profesora entre las primeras risas y cuchicheos del resto de la clase- Silencio, por favor! A qué te refieres, Fernando?
Recuerdo que Fernando se acomodó en la silla con calma mientras preparaba su discurso. Parecía muy concentrado en lo que estaba a punto de decir y le importaba más bien poco el movimiento que su intervención había generado en la clase. Incluso me atrevería a decir que disfrutaba con la expectación que levantaba entre todos nosotros.
-He de decir -comenzó forzando una mueca-, que no es que pudiésemos asistir a un compendio de incorrecciones jurídicas a nivel constitucional de la configuración intrínseca de las comisiones de investigación.
Algunos de los que estaban sentados al fondo se echaron a reír y a soltar algunos comentarios ofensivos a Fernando. Yo alucinaba con su retórica y sus gestos de político conciliador, pero escuchaba atento:
-Todo el mundo sabe, estimada Amparo, que la labor parlamentaria de las comisiones debiese prestar un servicio más equilibrado que las consideraciones que Usted y el profesor Navarro Valles, efectúan en su libro sobre las mismas. Lo realizan de forma rigurosa, eso hay que admitirlo; pero entiéndame que poco precisa para lo que cabe esperar por parte de éste, su alumnado.
Ahora la carcajada fue general. Por mi parte, me había quedado tan flipado que perdí totalmente el hilo de la pregunta. La profesora mandó callar de manera más enérgica y añadió:
-Eso que insinúas, Fernando, es admisible. La verdad... creo que sé por donde vas, pero...
-Los plazos de deliberación.
-Ah, sí! Los plazos! Con vistas a la toma de decisiones importantes, no? La verdad..., mmm, no estoy segura de si te refieres a eso...
-A eso mismo -respondió con una sonrisa altiva de satisfacción-. Puede observarse, desde mi humilde criterio de estudiante de la profesión, un mismo problema de base en la aplicación resolutiva de criterios de eficiencia en la constitución de las comisiones parlamentarias y/o en la ventaja sine quanon que produce el servicio prestado desde el Senado.
La clase y yo mismo, ya sea por curiosidad, por incredulidad o por ambas cosas a la vez; habíamos ido guardando más y más silencio a medida que Fernando se explicaba. Amparo Andúrez, aquella viejecita de rudo carácter, voz cascada y semblante serio, sentenció la intervención diciendo:
-Je, je, je, cómo eres, Fernando! Revisaré tu trabajo esta misma tarde y te comentaré vía e-mail esa última apreciación.
Aitor Casado era todo lo contrario a Fernando: un tipo anárquico y poco aplicado, con peinado de rastas y apariencia desaliñada de porrero consumado. Era un poco pintas y solía sentarse por el final, pero aquella mañana lo tenía a mi lado. Justo entonces, medio en broma, medio en serio, me dijo lo siguiente:
-Yo creo que se la folla. Ya sabes; para que le ponga una buena nota.
Aquellas palabras, pese a que Aitor no procesaba la clase de humor que a mí me gusta, me hicieron gracia.
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A la salida de clases me disponía a atravesar la puerta principal de la facultad para dirigirme hacia la parada de autobús rumbo a casa cuando de repente avisté a Fernando a lo lejos. Bajaba por el camino de detrás del edificio y en ese momento se quitó el disfraz de persona humana y descubrió su armadura morada y azul. Lo que había estado sospechando el resto del día se acababa de confirmar: Fernando era Pedanteitor, despiadado y prepotente".

jueves, 1 de noviembre de 2007

Contumacia en el error

Hoy he podido leer en el diario El País un artículo de opinión de uno de los periodistas especializados en política que más admiro personalmente. Josep Ramoneda, colaborador de este periódico y de la cadena SER, da carpetazo al asunto del 11-M tras la publicación de la sentencia del tribunal que juzgó el caso, con una intersante retrospectiva de los tres últimos años, en los que compara algunos de los aspectos principales de los atentados del 11-S y de los que vivimos en Madrid aquel fatídico 11 de marzo de 2004.
Enfrentando la visión y actuación de EE. UU. y de nuestro país en cada caso, tenemos que saber darnos todos cuenta de aquello en lo que nos equivocamos a la hora de afrontar una barbarie de estas características. Ni todo lo que ha hecho EE. UU. sirve de ejemplo, ni mucho menos todo lo que hemos realizado nosotros; pero al margen de ello una cosa sí está clara: la contumacia o insistencia en el error que propagan algunos sólo significa faltar al respeto a los millones de españoles que aquellos días primero lloramos una masacre y luego vivimos un engaño, el de gobernantes temerosos de las consecuencias políticas por descubrir toda la verdad antes de unas elecciones generales.
Nunca he oído a nadie coherente en este país decir que los terroristas hicieron perder esos comicios al Partido Popular. Los únicos que decidieron y seguirán decidiendo esa suerte somos los ciudadanos. Para mí afirmar e incluso insinuar lo contrario es, insisto, faltarnos a todos al respeto por menosprecio a nuestro criterio democrático. Hablar de conspiraciones inverosímiles y especialmente a partir de ahora tras el fallo judicial, es tomarnos a los españoles por tontos.
Éste es el enlace para poder leer el artículo de Josep Ramoneda, Contumacia en el error:
http://www.elpais.com/articulo/espana/Contumacia/error/elpporopi/20071101elpepinac_11/Tes

viernes, 4 de mayo de 2007

Aznar y el vino

El ex presidente del Gobierno, Jose María Aznar, recibía en Valladolid la medalla de honor de la Academia del Vino de Castilla y León. Durante el transcurso del acto, botella en mano, Aznar aprovechó el momento de hacer declaraciones para decir lo siguiente: "A mí no me gusta que me digan 'no puede ir usted a tanta velocidad, no puede comer hamburguesas de tanto o se le prohíbe beber vino'. Déjeme que decida por mí, que en eso consiste la libertad". A continuación, el Presidente del Partido Popular, en alusión a la última campaña de la DGT, señaló: "Quién te ha dicho que quiero que conduzcas por mí? Las copas de vino que me tomo, déjeme que las tome tranquilamente; no pongo en riesgo a nadie".
Realmente no merece mucho la pena comentar esta información. Si acaso, tratar de convencer a los más despistados de que las palabras antes escritas provienen efectiva y literalmente de la boca del protagonista y no de pura invención propia.
No sé qué me produce más lástima de todo esto, si el (una vez más) peculiar sentido del humor de Aznar, todo un ex presidente de nuestro país; si lo desafortunado de sus palabras o si las ridículas risitas de los asistentes al acto, todos ellos cómplices de una frivolización desafortunada sobre uno de los mayores problemas de nuestra sociedad: las numerosas muertes por accidente de tráfico por culpa del alcohol.
Qué sería capaz de decirles a las familias de esas víctimas ahora Don Jose María Aznar? Que lo que dijo, lo dijo precisamente bajo efectos del alcohol servido en el acto? O les mandaría como señal de arrepentimiento por sus declaraciones una botella de vino?

martes, 1 de mayo de 2007

Mi blog, Manual de Manu

Hola y bienvenidos a mi Manual en Internet, un pequeño cuaderno de hojas revueltas sobre asuntos propios, tanto reales como ficticios, que necesito compartir no sé muy bien por qué. Una especie de guía de ocurrencias a mi más puro estilo; historias y reflexiones desordenadas sin motivo alguno que a veces se me ocurren y me apetece contaros. Crónicas de un anecdotario personal que quizás os interese. Vivencias al servicio de mi vena periodística narradas con carácter de escritor frustrado.
Mi Manual es en definitiva mi habitación en la Red; el cuarto de Manu. Sus paredes son verdes y sus cuadros las entradas que la decoran. Sus comentarios, vuestras visitas. Si decidís entrar, os invito a que os quedéis un buen rato. Y por favor poneos cómodos. Estáis en vuestra casa.