martes, 7 de julio de 2009

Diario del Canada (vuelo de ida y primeros dias)

Hola a todos desde Ottawa, la capital de Canada. Aqui son las 10.30h de la manhana y llueve (si, llueve!). Perdonadme las faltas de ortografia y la ausencia de letra "n" en el teclado canadiense que suplire con la solucion "nh" de la gramatica portuguesa. Asi evitare algun que otro malicioso malentendido. Es mi cuarto dia en el pais y dispongo de algo de tiempo para relataros las primeras anecdotas de mi aventura. Me encuentro ahora mismo en la sala de ordenadores del colegio Deslauriers, aprovechando que mis estudiantes estan en clase. Como habreis podido deducir por el nombre del centro, en Ottawa tambien se deja notar la influencia francofona del Quebec. Es una ciudad tremendamente tranquila y silenciosa. Yo vivo en la parte del suroeste, integrada por barrios residenciales de casitas unifamiliares con su porche ajardinado delante, su clasico buzon de correos hecho de madera pintada de blanco al borde de la acera, sus amplias carreteras/calles por las que circulan coches enormes y sus montones de parques salpicados por grandes arboles alrededor. En otro post os detallare mas sobre todo ello, aunque baste el estereotipo que os acabo de dibujar para que os hagais una primera idea.
El sabado el vuelo fue agotador. Me levante esa manhana a las 8.30h cargado de nervios y ultime los preparativos de mi viaje pensando en la responsabilidad que se me venia encima. Como tenia que estar tres horas antes de la salida del avion en el aeropuerto de Barajas, sali de casa en torno a las 10.30h. Nada mas llegar a la Terminal 1, cambie de divisa mi dinero para toda mi estancia, unos 500$CAN, y me encontre con el coordinador de aeropuertos de la empresa; Jorge, un tipo majisimo de mi edad que ya conoci en los cursillos de formacion. Enseguida subimos a la planta de salidas para gestionar la facturacion de las maletas de los chicos. Entre la de gente que habia en Barajas ese dia y mi completa falta de experiencia, fue complicado al principio controlar la situacion. Os lo podeis imaginar: madres histericas bombardeandote a preguntas sobre el programa, mientras tu respondes con una sonrisa de verdadero RR. PP. y compruebas al mismo tiempo en tu lista de vuelo que todo marcha correctamente. Con mas o menos agobios sali airoso del paso. Poco despues pasamos el control y accedimos a la zona de embarque, casi de carrerilla. Es increible lo rapido que se me paso todo, os lo aseguro.
Una vez alli entable conversacion directamente con los chicos por vez primera y no tuve demasiados problemas ni para explicarme ni para que me prestaran atencion. Tras las presentaciones de rigor les deje algo de tiempo libre con el unico proposito de poder comprarme un buen libro en algun Dutty Free, pero me fue imposible por falta de tiempo: algunos de ellos no se alejaban de mi y no paraban de hacerme todo tipo de preguntas. Asi que aqui estoy, sin libro al que poder echar mano. En el avion no dieron demasiado la lata, pero el trabajo no solo no se detuvo, sino que se multiplico. No pare ni un instante, ya que tenia que supervisar de vez en cuando que todos estaban bien, ayudarles uno a uno a rellenar correctamente la cartilla de inmigracion, aclarar sus dudas, vigilar que no armaran escandalo, preparar la documentacion de las familias de acogida a nuestra llegada, etc. Para colmo de males, cada uno estaba sentado en un sitio distinto del aparato, asi que imaginad las caras de las azafatas cada vez que se cruzaban conmigo en medio de los pasillos. Los pocos momentos de relax los pase hablando con una chica muy agradable de mi edad que estaba estudiando Piano en Nueva York (flipad!). Era de Valencia y debia tener mas pasta que Cristiano Ronaldo, ahora que esta tan de moda. Me alegro de haberla conocido porque se agradece un respiro entre tanto ajetreo con adolescentes.
Los problemas llegaron al aterrizar. Tres de mis estudiantes no veian salir sus maletas. Esperamos en vano durante 40min al lado de la cinta transportadora, pero las dimos por extraviadas y tuve que acompanharlos a la oficina de la companhia aerea a reclamar. Es un conhazo, pero tengo que deciros que menos dificil de solucionar de lo que habia pensado. Y mientras tanto, los otros 16 esperando aburridos mi regreso al otro lado de la gigantesca sala de recogida de equipajes. Cuando ibamos a salir en el autobus con destino a Ottawa, acompanhados por uno de los responsables de Red Leaf en Montréal (que no me pudo llevar mi telefono de contacto canadiense, he aqui otro contratiempo), una senhorita de Air Transat nos localizo in extremis para informarnos de que milagrosamente las maletas habian aparecido. Que alegria me lleve al ver como cambiaba la cara de los tres chicos. Son de los mas timidos del grupo y estaban nerviosos y preocupados. Ya estaba preparando mi discurso para consolarlos...
Tras mas de dos horas y media de autobus, finalmente llegamos a Ottawa rozando las 22h (hora local), despues de casi un dia entero de trabajo ininterrumpido por mi parte desde que saliera de Madrid. Alli conoci a la responsable de las familias de acogida, Penny Sherwood (si, como el bosque de Robin Hood!), una senhora de unos 60 anhos (que aqui el tipo de malentendidos a los que aludia anteriormente, jeje) muy extrovertida y simpatica, que ya me llama "Spidey", por una conha que tuvimos con Spiderman hace un par de dias. Todos mis estudiantes, reventados del viaje, se marcharon en orden con sus respectivas familias, yo incluido. Otro dia os contare un poco mas sobre ese tema.
Y finalmente, cuando pensaba que todo por fin habia terminado y andaba lidiando con la mujer y el chaval con los que vivo in english, you know ;-), recibi una llamada de Penny a las 23h de la noche, explicandome que por un error en la asignacion de los hogares, a una de mis chicas le habian dado una familia con dos perros... y ella es alergica! Al dia siguiente, madrugon y a solucionar el entuerto cambiandola de casa. La pobre tenia los ojos hinchados y rojos la manhana del domingo cuando fui a verla. Por suerte arreglamos el desaguisado en solo unas horas.
En fin, se acerca la hora de la comida aqui y tengo trabajo pendiente. Os ire contando poco a poco y al mismo tiempo encontrare la ocasion de ir escribiendoos e-mails a todos. Os tengo en mi cabeza cada vez que camino por los pasillos del colegio, por las avenidas de Meadowlands o cuando me acuesto cada noche. Un abrazo muy fuerte desde el otro lado del Atlantico.

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